Los límites interculturales de la burbuja de cristal
Mi experiencia con el aprendizaje de un idioma marcado por grandes dosis de distancia social

Cuando aterricé en Viena como recién llegada y aún estaba estudiando para mi certificado ELE (Español como Lengua Extranjera) una profesora mencionó en clase la siguiente afirmación:
"Es mucho más fácil aprender español en España que alemán en Austria"
Me quedé reflexionando un buen rato. Quería saber el porqué detrás de tal
constatación. Ella lo argumentó diciendo que era mucho más sencillo escuchar a
gente hablando en el transporte público o en las calles, y que había muchas más
oportunidades de interactuar a nivel social en España. En consecuencia, el
aprendizaje de la lengua era más accesible. El español se escucha en infinidad
de conversaciones entrelazadas que tienen lugar en diferentes contextos,
mientras que en Austria el alemán se escucha en menor medida, pues la cultura
no es tan extrovertida como la española.
Tenía mucho sentido, aunque una recién llegada como yo aún no había
experimentado una de las principales diferencias culturales entre Austria y
España: la distancia y la interacción social. Pronto me daría cuenta de que era
un aspecto intercultural con grandes diferencias entre los dos países.
Las burbujas de cristal
Me di cuenta relativamente rápido de la distancia social en relación con los
saludos y las despedidas. Acostumbrada a la cercanía de los dos besos en la
mejilla y los abrazos, en seguida entendí que un apretón de manos era la manera
más común de saludar y despedirse en la cultura austríaca. Los abrazos se
reservan para las amistades, cuando ya hay un suficiente nivel de confianza que
permite cruzar la invisible burbuja de cristal. Este es el término que yo misma
adopté para recordarme que hay cierto distanciamiento que es recomendable
respetar.
Además de percibir esto en el contacto con las personas, también se transmite
en la manera de transferir el idioma, es decir en numerosas esferas de la vida
diaria.
Por este motivo, el alemán se escucha menos en Austria que el español en
España, y hay unos códigos de conducta no escritos que son importantes respetar
por lo que se refiere a la distancia que se establece con las personas. El
resultado es una cultura con un elevado nivel de formalidad y menos
acercamiento, a diferencia de la española que se considera más cercana y, por
lo tanto, con un grado más alto de informalidad.
A modo de conclusión
Aprender alemán en Austria fue para mí un reto mayúsculo. No solo por las
diferencias culturales mencionadas anteriormente, sino también por la cantidad
de dialectos que existen. Y tras años viviendo en la capital austríaca, me di
cuenta de que la afirmación de mi profesora de ELE cobraba cada vez más
sentido.
¡Cuánta razón tenía y cuantas dimensiones interesantes tiene la
interculturalidad! Sin duda, es sorprendente como la distancia social puede
influir en el aprendizaje de un idioma y en el grado de exposición a este. Y mi
propia experiencia es un claro ejemplo de ello.
Sònia Lluch Serrano

📍Barcelona 🌞
Nacida en Barcelona y con amplia experiencia internacional. Periodista
especializada en comunicación y contenidos digitales. También profesora de ELE
(Español como Lengua Extranjera).
Antes de instalarme en mi ciudad natal, tuve la suerte de poder vivir en la preciosa ciudad de Viena durante una larga temporada. Poder vivir en una cultura tan diferente a la mía y tener la oportunidad de aprender otro idioma ha sido muy enriquecedor para mi, ya que me encanta vivir nuevas experiencias y coleccionar recuerdos.
Escritora aficionada y apasionada de la interculturalidad y de los idiomas. Lectora curiosa e inquieta, y amante del mar y de la montaña.
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